La vanidad del poder
La Fiesta del Chivo
es una novela basada en la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina. Mario
Vargas Llosa, su autor después de intensa
investigación de tres años, reconstruye la
larga espera de los conjurados para ajusticiar al dictador y luego, recrea la persecución y vejación que sufrieron los
que participaron en la conspiración.
La construcción del texto está sustentada en tres
planos narrativos simultáneos, en uno de estos se instala en la propia voz y
conciencia del dictador dominicano y la ambigua relación que establece con sus
colaboradores más cercanos, entre ellos, el jefe del temido Servicio de
Inteligencia Militar (SIM) Johnny Abbes; el senador Henry Chirinos, el presidente
"fantoche" Joaquín Balaguer, experto en artimañas
jurídico-constitucionales; el ministro de las Fuerzas Armadas, general José
René Román, y el presidente del Senado, Agustín Cabral, "Cerebrito",
caído en desgracia a pesar de entregar 30 años de su vida a la defensa de la
obra del Benefactor.
A través de su voz, el tirano, no solo nos brinda
información de su personalidad, sus conflictos, sus miedos, sus pensamientos y
sus glorias sino que también nos manifiesta que padece una enfermedad
psicológica porque un ser racional no cometería los crímenes que él cometió sin
sentir culpa alguna.
Según la teoría sicológica el síndrome
de hybris (o hubris) –enfermedad de la arrogancia, o borrachera de poder es una
patología que se evidencia en muchos exponentes en todos los niveles de la
dirigencia regional. Los griegos fueron los primeros en utilizar la palabra
“hybris” para definir al héroe que conquista la gloria y que, ebrio de poder y
de éxito, comienza a comportarse como un dios, capaz de cualquier cosa.
Las principales
características de esta enfermedad se manifiestan claramente en Trujillo;
porque es un ser que duerme poco, solo cuatro horas es suficiente para
restaurar energía, tiene muchísimas actividades que a pesar de su edad ejecuta
complacido.
“A la disciplina
le debo todo lo que soy.”(pág.25)
Se preocupa
excesivamente por la imagen y la
presentación, no admitía la dejadez y el desorden de ningún oficial, si
observaba un botón caído o una mancha los castigaba expulsándolos o
volviéndolos a cargos más inferiores.
También sus
pensamientos se agolpan, habla muy de prisa, saltando de una idea a otra, posee
incapacidad para concentrarse.
Tiene una excesiva
confianza en su propio juicio y un desprecio por los consejos o las críticas de
los demás.
Posee una irritabilidad
extrema no solo con sus enemigos sino que también con las personas que son de
su círculo íntimo, como su esposa, sus ministros y hasta con seres totalmente
inofensivos como Chapita y Navajita, dos viejitos desequilibrados, que fueron asesinados por los calies tras hacer
una parodia sobre el generalísimo.
“Él no se había arrepentido jamás de
nada.”(pág.38)
Creencia poco realista en las
capacidades y poderes de uno